Petardo para Nahle, alfombra para Yunes: Morena y su moral selectiva

La afiliación del senador Miguel Ángel Yunes Márquez a Morena ha sido como un petardo que le reventó en la cara a la gobernadora veracruzana Rocío Nahle García.

Le encolerizó esa membresía y lo hizo público al pedir (primero en su red social X y después por los canales formales) a la Comisión de Honestidad y Justicia de su partido, que no acrediten a Yunes como integrante del movimiento.

Entonces, en la aldea se pronunciaron en el mismo sentido el Comité Ejecutivo Estatal de Morena, la bancada de diputados federales de Veracruz, y uno que otro despistado legislador local, contados alcaldes y funcionarios de su gabinete.

Desde la Ciudad de México, la presidenta nacional de Morena Luisa María Alcalde Luján y la presidenta de México Claudia Sheinbaum le entraron al tema con diplomacia política sin enredarse. Sus razones tendrán.

O acaso actúan así motivadas por balanzas y equilibrios, pues de haberse pronunciado contra Yunes, estarían obligadas a hacerlo con otras personas non gratas del morenismo local. Es larga la lista.

Por ejemplo, algunos priistas que por su actuar en el pasado tendrían que desfilar por la Comisión de Honestidad y Justicia para valorar sus membresías en Morena serían los diputados locales José “Pepín” Ruiz Carmona y Bertha Ahued Malpica; o la aspirante a la alcaldía de Veracruz Anilú Ingram Vallines. Todos ligados y sin ocultamientos a Javier Duarte, ex gobernador preso desde 2017.

O panistas como el subsecretario de Mipymes en la Secretaría de Desarrollo Económico y Portuario, Eduardo “Tato” Vega Yunes; o la diputada federal Ana Miriam Ferráez Centeno, a la que Andrés Manuel López Obrador le daba “asquito”.

O los de Movimiento Ciudadano como Hipólito Deschamps que apenas en la campaña de 2024 fue candidato a gobernador por ese partido y ahora busca la alcaldía de Alvarado por Morena.

Y luego otros “saltimbanquis” como el empresario xalapeño Ricardo Ahued, quien primero con los priistas, ahora con morenistas, pasó en silencio las desastrosas administraciones estatales de Fidel Herrera y Javier Duarte, o las herencias de actos administrativos tramposos como los de sus alcaldes antecesores Reynaldo Escobar Pérez e Hipólito Rodríguez Herrero.

Está claro que la narrativa del morenismo local está muy comprometida.

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