Jueves Santo: la noche en que Xico camina con Cristo

Xico, Veracruz. A la luz de las velas y envueltos en una solemnidad que atraviesa generaciones, cientos de fieles católicos caminaron en procesión por las calles de este pueblo mágico, acompañando al Divino Salvador tras la misa de la Última Cena y el tradicional Lavatorio de Pies en la parroquia de Santa María Magdalena.

El templo, corazón espiritual de la región, se convirtió en el punto de encuentro de una comunidad que, año con año, hace del Jueves Santo una manifestación de fe viviente. Desde antes del anochecer, las familias comenzaron a llegar, muchas con niños en brazos, otras con el silencio reverente que sólo se rompe con el murmullo de oraciones y el canto piadoso.

La imagen del Divino, resguardada entre flores rojas, cera encendida y el fervor de los cargadores que la elevan sobre sus hombros, cruzó calles llenas de espectadores que no sólo miraban: participaban. Todos, de alguna forma, estaban ahí por fe, por tradición… o tal vez por las dos.

Los monaguillos abrían el paso, seguidos por un mar de cirios encendidos, mientras las campanas de la parroquia marcaban el ritmo de una noche distinta, donde lo religioso se mezcla con lo profundamente humano.

El Jueves Santo en Xico no es sólo una fecha del calendario litúrgico. Es un acto colectivo de memoria, donde se honra la cena, el servicio, la traición y la espera. Aquí, la Semana Santa no se mira desde la distancia: se camina, se canta, se carga.

Y es que en tiempos donde la prisa lo devora todo, Xico resiste, aferrado a su fe, regalando al mundo imágenes tan bellas como estas: el pueblo, su Cristo y la noche de Jueves Santo latiendo al mismo compás.

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