“¡Queremos rector, no dictador!”… pero tampoco oportunistas

La protesta de este lunes en la Rectoría de la UV tenía todo para ser un acto legítimo: espontáneo, crítico, universitario.

Hasta que llegaron ellos.

Marisol Luna, Rafael Vela y Jorge Manzo. Tres nombres que suenan —y se mueven— como aspirantes a la Rectoría. Tres figuras que no resistieron la tentación de figurar.

Con su sola presencia desvirtuaron el fondo. Convirtieron la causa en escenario. Contaminaron una exigencia legítima con sus ambiciones personales.

Porque sí: hoy hubo consignas auténticas —“Queremos rector, no dictador”— pero también hubo cálculo. Oportunismo. Y poses.

Y eso es lo que disgusta.

La Junta de Gobierno sigue sin emitir convocatoria. Dilata la sucesión. Orienta hacia la prórroga. Hay mucho ruido. Un documento de solicitud y muchos intereses cruzados.

Entonces, ¿a qué fueron Luna, Vela y Manzo? ¿A defender la Universidad o a mostrar músculo? ¿A sumarse al reclamo o a tomarse la foto con el conflicto como telón de fondo?

Quien crea que la UV se defiende con grilla, no ha entendido nada. Y quien piense que la sucesión se gana infiltrando protestas, merece menos la Rectoría que el rector que tanto critican.

El derecho a manifestarse es sagrado. Usarlo como plataforma política no.

Que no se les olvide: la Universidad no se hereda, no se madruga, no se toma por asalto. Se gana por méritos, no por marchas infiltradas.

Y esta vez, la jugada les salió torcida.

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