Rocío Nahle enfrentó su primera elección como gobernadora de Veracruz y lideresa moral de Morena en el estado. Lo hizo con el poder, los recursos y la legitimidad que le dio haber ganado en 2024. Pero lo que dejó la jornada del 1 de junio no fue una consolidación: fue una advertencia.
Porque Morena, bajo su conducción política, retrocedió.
En 2021, Morena aliado con PVEM y PT se alzó con 85 municipios (68 en coalición, 17 para Morena sola). En 2025, esa cifra bajó a 71: apenas 60 en coalición con el Verde, y 11 para Morena en solitario. Un desgaste de 14 municipios. Un retroceso real.
Pero más allá de las cifras, el golpe está en otro lugar: le fallaron sus cuadros, sus operadores, sus “garantías”.
Esteban Ramírez Zepeta, dirigente estatal de Morena, es el primero de la lista. Anunció 140 triunfos municipales. La realidad del PREP lo dejó mal parado: solo fueron 71 para el bloque Morena–PVEM. Un error de 69 municipios no es imprecisión: es simulación. En Las Choapas, de donde es originario, su candidato alcanzó el 28.65% de los votos, muy por debajo del 64.44% del abanderado de Movimiento Ciudadano (MC).
Alejandro Porras David, diputado local con licencia, perdió Huatusco con apenas 5,833 votos (26.29%) frente a 10,464 del PAN (47.16%).
Igor Fidel Rojí López, en Orizaba, quedó con 13,068 votos (24.29%), frente a 31,203 del PRI (58.00%). Aplastado en su propio intento de remontar.
Adanelly Rodríguez Rodríguez, en Poza Rica, cayó con 14,076 votos (25.86%), vencida por Emilio Olvera (MC) con 16,552 (30.40%). No le alcanzó la ¿simulada? operación del delegado de Bienestar en Veracruz, Juan Javier Gómez Cazarín, que le entró a ese municipio, al igual que el alcalde en activo, Fernando Remes Garza.
Jorge Valente Bonilla Merino, impulsado en Perote por el diputado Paúl Martínez Marié, no pasó del 38.44%, mientras el PRI lo superó con 47.28%. El operador se llevó la candidatura, pero no los votos.
En Misantla, la operación política del alcalde Javier Hernández Candanedo, su hija Marlen Hernández Castillo (funcionaria del DIF estatal), y del diputado Diego Castañeda, terminó en derrota. Ganó Movimiento Ciudadano con 38.49% de los votos. Morena-PVEM quedó relegado con 26.29%.
En Papantla, Gonzalo Flores Castellanos, impulsado por el subsecretario de Finanzas Eric Domínguez, perdió con el 44.51%, superado por el candidato de Movimiento Ciudadano, Mariano Romero, que lo rebasó con 45.19%. Cerrado, sí. Pero derrota al final.
En los municipios de Naolinco y Jilotepec, operados por Claudia Tello Espinosa, secretaria de Educación, ganó la oposición. En uno, el PAN rebasó con 41.80%, el doble de lo que alcanzó Morena-PVEM (22.65%); y en otro, MC arrasó con 44.84%, dejando a Morena en segundo lugar con 34.26%.
Y en Tatahuicapan, bastión del presidente del Congreso local, Esteban Bautista Hernández, también se perdió. No solo fue simbólico. Fue humillante: el PT, que ya no iba en coalición, le ganó en su propio municipio con el 43.97% de los votos, mientras Morena apenas consiguió el 37.32%.
La 4T llegó a esta elección sin el PT. Nahle lo explicó:
“El PT no quiso aliarse porque dijimos que no al nepotismo. Querían poner a la hermana, al esposo…”
Pero esa distancia tuvo costos. El PT ganó 28 municipios por su cuenta. Movimiento Ciudadano, 41. Y Morena, en solitario, solo 11. El partido que en 2021 gobernaba más de 80 ayuntamientos con aliados, hoy ve fracturado su control local.
¿Y ahora?
Rocío Nahle puede presumir paz electoral. Pero los datos del 1 de junio no están en el boletín de seguridad: están en las urnas vacías, en las derrotas locales, en los operadores que no operaron.
Porque esta elección fue su primera prueba de liderazgo real. No como candidata, sino como eje de un movimiento en el poder.
Y si las urnas no la condenan, sí la cuestionan.
¿Quién opera para Nahle… y quién le hace perder?