A veces basta un solo día para retratar el estado de un gobierno. Y el 15 de mayo de 2025 parece haber sido, hasta ahora, el peor día del actual gobierno. No porque algo haya salido mal, sino porque todo salió mal, y nadie en el poder pareció darse por enterado.
En el calendario, era Día del Maestro. En Boca del Río, fue el Día del Desencanto. Cientos de docentes acudieron al World Trade Center para recibir la medalla al mérito que, por ley, otorga el Estado.
Pero el evento arrancó con horas de retraso, y terminó en una rechifla generalizada contra la secretaria de Educación, Claudia Tello Espinosa. El mensaje fue más que una molestia logística: los maestros no se sienten reconocidos, ni atendidos, ni respetados.
Mientras tanto, en Xalapa, la calle Enríquez, frente a Palacio de Gobierno, lucía cercada por un plantón de jubilados y pensionados que sostuvieron su protesta durante todo el día. Llevan años reclamando pagos, promesas, justicia.
Esta vez no se movieron. Durmieron ahí, amanecieron ahí y no hubo autoridad que se acercara a dialogar.
En paralelo, grupos anarquistas tomaron las calles del centro. Rayaron fachadas, rompieron vidrios y lanzaron piedras. Lo que empezó como manifestación terminó en vandalismo. Y lo que debió ser gobernado, se desbordó.
Mientras todo eso ocurría, Luis Donaldo Colosio Riojas —diputado federal, figura nacional, hijo de la memoria política— visitó Veracruz y soltó una frase demoledora: “las autoridades han tirado la toalla” en materia de seguridad. Lo dijo con calma, frente a los medios, y con la confianza de que el entorno confirmaba sus palabras.
La tarde cayó con una denuncia que encendió las alarmas: un manifestante desapareció tras las protestas, y colectivos de derechos humanos acusaron directamente a la Secretaría de Seguridad Pública. El señalamiento es severo.
La jornada terminó con la ciudad sacudida. Sin pronunciamientos oficiales, sin control evidente, sin presencia política que diera la cara. La gobernadora no habló. El secretario de Gobierno no explicó. Nadie respondió.
La pregunta no es si fue un mal día. La pregunta es si alguien en Palacio de Gobierno tiene el control suficiente para evitar que se repita. Porque los datos están documentados, las imágenes circulan y el desgaste no se esconde.
En política, hay derrotas que no salen en las urnas, pero sí en la calle. Y este 15 de mayo, la gobernabilidad en Veracruz no solo tuvo un mal día. Simplemente, no se presentó a trabajar.