En Perote, el cinismo también hace campaña.
Jorge Valente Bonilla Merino, médico de profesión y político de ocasión, busca gobernar bajo las siglas de Morena y el PVEM en la coalición “Sigamos Haciendo Historia”. Pero su historia personal pesa más que cualquier discurso.
Bonilla Merino no llega limpio a las urnas.
Desde 2017, su nombre ha estado inscrito en el Registro Nacional de Obligaciones Alimentarias (RNOA) como deudor alimentario, con una deuda que superaba los 270 mil pesos. No se trata de rumores: el expediente 646/2017 del Juzgado Segundo de Primera Instancia en Materia Civil de Jalacingo lo documenta.
La ley en Veracruz es clara: deudores alimentarios no pueden ser candidatos.
Pero en un acto digno de campaña de último minuto, Jorge Valente habría “regularizado” su situación apenas en marzo de 2025, con la elección ya encima y el escándalo en la puerta.
Hasta ahora, no hay constancia pública de su salida formal del registro ni de que haya saldado de raíz su responsabilidad.
La candidatura avanza entre aplausos oficiales y silencios vergonzosos.
Porque cuando se postula a alguien que durante años dejó de cumplir con la pensión de sus propios hijos, no se está haciendo historia: se está repitiendo la peor parte.
En Perote, las siglas de Morena y el Verde cargan ahora un candidato que quiere borrar su pasado pagando la cuenta política a destiempo. Pero hay deudas que no se liquidan en ventanilla… y la dignidad pública es una de ellas.