Ciudad del Vaticano. Con voz débil pero firme, el Papa Francisco se asomó este Domingo de Resurrección al balcón de la Basílica de San Pedro para pronunciar su tradicional bendición “Urbi et Orbi”. Aún convaleciente tras una neumonía, el pontífice saludó a los fieles con un “¡Feliz Pascua!” antes de que su mensaje fuera leído por el monseñor Diego Ravelli.
En su alocución, Francisco hizo un llamado urgente al cese de los conflictos armados en diversas partes del mundo. “¡No más estruendos de armas!”, exclamó, pidiendo especialmente por la paz en Gaza, Israel, Ucrania, Siria, Yemen, Líbano, Armenia, Azerbaiyán, Sudán y Sudán del Sur. El Papa también denunció el aumento del antisemitismo y la marginación de migrantes y personas vulnerables.
Tras la bendición, el Papa recorrió la Plaza de San Pedro en el papamóvil, saludando a los peregrinos que se congregaron en este Año Jubilar. Aunque no presidió la misa, celebrada por el cardenal Angelo Comastri, su presencia fue recibida con entusiasmo por los fieles.
Horas antes, Francisco sostuvo un breve encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, en la Casa Santa Marta. Ambos intercambiaron saludos pascuales, en un gesto diplomático que, sin embargo, no ocultó las diferencias sobre políticas migratorias.
El mensaje pascual del Papa concluyó con una exhortación a la esperanza y al compromiso con la paz: “El amor venció al odio. La luz venció a las tinieblas. La verdad venció a la mentira. El perdón venció a la venganza”.
