¿Y qué si no alcanzó para el day pass en un hotel de cuatro estrellas en Veracruz?

Xalapa, Veracruz. La Semana Santa también es para los que no salieron de vacaciones “con todo pagado”, y no por eso se resignan a pasar los días entre ventiladores, tráfico y comida recalentada.

En Xalapa, hay quienes lo tienen claro: si no hay presupuesto para el day pass en un hotel de lujo en el puerto, entonces se sube rumbo a Xico, donde el lujo es respirar, mojarse los pies en el río, y comer sin reloj en alguna fondita entre piedra, montaña e historia.

Y es que Xico no se anuncia con espectaculares ni requiere reservación en Booking. Solo basta con tener ganas de moverse. A 30 minutos de la capital veracruzana, este Pueblo Mágico se vuelve una alternativa accesible, auténtica y con sombra natural, justo cuando el calor aprieta en las ciudades.

El murmullo del río, los aromas de café en olla y leña húmeda, el verde profundo de sus montañas: todo cabe en una escapada de un día, sin playa ni reguetón, pero con otras formas de descanso.

En el corredor de Coyopolan, por ejemplo, se puede caminar entre árboles, leer la historia tallada en piedra de antiguos caminos a Teotihuacan y sentarse a la orilla del río a escuchar lo que no dice la ciudad.

Lo mejor de todo: nadie te cobra por mirar, mojarte o descansar. No hay brazaletes VIP, ni toallas de cortesía. Hay, en cambio, bancas bajo árboles, esculturas a la orilla de senderos, cascadas pequeñas escondidas en cañadas y gente que te saluda al pasar.

El turismo en Xico no es espectáculo, es cotidiano. Es de quienes llegan con calma y se marchan más ligeros.

Este Viernes Santo, mientras muchos combaten el calor entre pisos de concreto y “packs vacacionales”, hay quienes redescubren que el descanso también puede ser sencillo, rural, gratuito y profundamente hermoso. Y lo encuentran aquí, a un par de curvas de distancia.

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