Oportunismo, el show electoral de Nacho Luna

En Veracruz, las campañas electorales son terreno de creatividad desbordada, pero también de excesos disfrazados de ingenio. Y el caso de Ignacio Luna Hernández, candidato de Morena a la alcaldía de Coatepec, es prueba de ello. En pleno periodo donde está prohibida la promoción política anticipada, Nacho Luna decide que es buena idea revivir a Benito Juárez… con inteligencia artificial.

El video, publicado en sus redes sociales, muestra una recreación digital del Benemérito de las Américas sentado frente a un micrófono, hablando como si estuviera en un pódcast moderno, con audífonos y todo, lanzando un mensaje de apoyo implícito al proyecto de Luna.

Con un filtro de solemnidad artificial, el icónico presidente de México aparece convertido en influencer electoral.

El problema no es solo estético o moral, sino profundamente ético. ¿Hasta dónde se vale manipular los símbolos históricos de la patria con tal de ganar simpatías y votos?

Juárez no es una caricatura ni un comodín propagandístico. Fue un estadista, un reformador, un presidente que enfrentó una guerra y resistió una intervención extranjera. Convertirlo en vocero de campaña en un pueblo veracruzano para posicionar a un aspirante, es un uso cuestionable y oportunista.

También deja en evidencia una estrategia de marketing político disfrazado de contenido cultural que pretende evadir las reglas del calendario electoral. Porque aunque Nacho Luna no dice explícitamente “vota por mí”, todo en el video está diseñado para provocar simpatía, cercanía y proyección. En otras palabras: propaganda anticipada con traje de TikTok histórico.

Si hoy se permite clonar a Benito Juárez para una campaña municipal, ¿qué viene después? ¿Un Lázaro Cárdenas llamando al voto por la Cuarta Transformación? ¿Una Sor Juana cerrando un acto proselitista? El absurdo solo tiene límites si se les pone.

Nacho Luna tiene todo el derecho de aspirar y de comunicar. Pero en esa búsqueda, no todo se vale. Revivir a los muertos de la historia para apuntalar las ansias del presente no es homenaje, es oportunismo.

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